miércoles, 22 de febrero de 2017

Across the Universe


Martín casi siempre me hablaba de cosas extrañas.

Por lo que en su momento pude entender, hacía mucho tiempo que lo acompañaba a todas partes un fantasma privado;  un demonio tan personal que tan sólo él veía.

Una vez, mientras escuchábamos Across The Universe en el bar del Vasquito me dijo que el fantasma estaba sentado a su lado. Era un alien al que llamaba “Nevado” y que le  proveía, por supuesto, la nieve.

Aquellos fueron años muy especiales y en cierto modo extraordinarios.

Los tiempos agitados del dinero y de las ambivalencias. Tenerlo todo y no tener nada. Aspirar la cocaína haciendo un tubo con un billete de cien dólares o quedarse dormido, al igual que un indigente,  en el banco de una plaza. Martín también lo entendía de ese modo. El poseía sus fantasmas personales pero yo, que tanto lo adoraba, no tenía de mi parte a ningún demonio.

Era simplemente un egoísta que aún acompañado se encontraba solo.

Martín resultaba el negativo de mi fotografía.

Yo necesitaba reflejarme en él para saber bien quién era y lo que estaba haciendo en este mundo.  Aunque  a mí me importaban algunas pocas cosas y a Martín, en el fondo, no le importaba nada.

Una tarde pasé con mi automóvil a verlo por la guardia del Hospital Durán. Tenía la presión arterial tan alta que no lo dejaban irse.  “Quiero irme, déjenme salir que yo no estoy preso”, le gritaba a la gente de la guardia hasta que al final los calmantes terminaron por hacerle efecto.

Un enfermero me dijo ése día que ninguno sabía bien por qué razón no murió.

El fantasma de la sobredosis lo acechaba más que sus demonios personales.

El año pasado estuve con él después de mucho tiempo sin vernos. Su pelo rubio tan claro estaba ahora bastante oscuro. Sin embargo, los conservaba estrictamente a todos y se burlaba de mi nostalgia por aquel pelo largo que tuve en el pasado.

Lo habían operado del corazón y al parecer la operación había sido exitosa.

Y hasta disfrutaba de las enfermeras que lo atendían y le cambiaban la ropa.

También me dijo que la anestesia había sido fabulosa. Se explayó acerca de sus variaciones de estado, de la última imagen que vio antes de que lo durmieran y de un cierto delirio místico en el que había atisbado algunas cosas.

– ¿Será de ése modo la muerte? –me preguntó.

Y la verdad es que no supe qué contestarle.

Hoy me acabo de enterar de que hace una semana que murió, justo en el día de cumplir cincuenta años. No suelo ir a ningún velorio pero en este caso lo hubiera hecho. Algunos conocidos me dijeron que lo enterraron con el mismo tipo de anteojos que usaba John Lennon en los tiempos en que escuchábamos Across The Universe en el bar del Vasquito.

En fin, hay muchos que dicen que cada existencia  es irrepetible y es única.

Lo cual no significa que la vida tenga sentido.

Y hoy que ya no lo tengo conmigo me he puesto  a escribir algunas líneas para exorcizar al hombre serio y formal que soy ahora.

Martín ha sido un gran amigo y hemos vivido juntos muchas historias.

El olvido, para mí, nunca ha sido una opción.

Nada me hace más libre que la memoria.


©Néstor

16 comentarios:

  1. Muy bien contado. La gente especial siempre es la que más huella deja, a pesar de (o sobre todo por...) sus fantasmas. Saludos!!!

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    1. Gracias por tu visita y por el comentario tan especial. Un abrazo.

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  2. No pensas presentarlo??!!!.

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    1. Jajajja. Gracias Diego ¿Porque no? Tal vez lo lleve al concurso de la legislatura ya que tanto te ha gustado.

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  3. Me fascinó este cuento imposible de etiquetar en un género. Amplio y con un despliegue de detalles que lo convierten en un corto festín para el lector. Esperando otra gran novela cuyo camino se puede vislumbrar en este texto. No nos prives de ella!

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    1. ¡Me alegra que hayas disfrutado del festín. Uno siempre espera eso del lector cuando se sienta en el teclado.

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  4. Sí, Néstor. Esperamos otra novela

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    1. Bueno Guille. Gracias. Lo que sucede es que una novela se tarda mucho en escribir. :) Ya veremos ¿Porque no? tengo una empezada. Gracias por la visita. te mando un gran abrazo.

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  5. Excelente este contrapunto, entre dos personas muy distintas pero que se atraen como los polos de un imán. Dos amigos del alma que podrían contarnos los recuerdos, que seguramente serán muchos.
    El párrafo del velorio me emocionó y las dos frases finales son una maravilla, Néstor, una joya.
    Te mando un abrazo.
    Ariel

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    1. Gracias pibe de Palermo. Sos muy amable. te mando un abrazo.

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  6. Te metes en el texto, y desencadena un sentimiento difícil de canalizar, quizá todo este en eso
    ese nexo tan extraño de la unión de dos punto tan distantes en semejanza

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  7. Gracias Carmen. En realidad en algún momento esos puntos estuvieron muy cerca y luego la vida los llevó, como aveces suele suceder, a extremops distantes. Me alegran mucho tus visitas.

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  8. Si, amigo Néstor, la existencia de cada quien es irrepetible, y la tuya está pletórica de vivencias. Éstas que te permiten plasmar eventos profundos porque tu vida también la ha sido. Aunado a ello, tienes la gran virtud de ver más allá de lo imaginable, por ello, tus textos son ricos desde el punto de vista humano y literario.
    Sabes manejar la narrativa con delicadeza, precisión y belleza; y el recurso de la descripción en tus letras parecen ángeles conductores de paz y belleza. Mi admiración y respeto de siempre, mi amigo tan amado y, sobre todo, respetado. Un full abrazo. Te quiero MUCHO Y SIEMPRE. SOFIAMA

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  9. Gracias Sofy, mi corazón. Tus elogios me llegan de una manera muy profunda. Eres muy importante para mí y soy muy feliz que el texto te haya gustado mucho. Un cariño grande.

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  10. Algo en este relato me trajo fuertes recuerdos y casi me hace llorar. Te mando un beso Nes. Pronto viajo a Baires.

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  11. Que bueno que te hayas emocionado Carlita. Avisame cuando viajes.

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